jueves, 19 de diciembre de 2024

Reunión miércoles 18 de diciembre 2024 (virtual y presencial)

continuación de la lectura del Libro "Humanizar la Tierra" El Paisaje Humano - cap XI - EL ESTADO

XI.- EL ESTADO

1. Se ha dicho que una nación es una entidad jurídica formada por el conjunto de habitantes de un país regido por el mismo gobierno. Luego se ha extendido la idea al territorio de ese país. Pero verdaderamente una nación puede existir a lo largo de milenios sin estar regida por un mismo gobierno, sin estar incluida en un mismo territorio y sin ser reconocida jurídicamente por ningún Estado. Lo que define a una nación es el reconocimiento mutuo que establecen entre sí las personas que se identifican con similares valores y que aspiran a un futuro común y ello no tiene que ver ni con la raza, ni con la lengua, ni con la historia entendida como una “larga duración que arranca en un pasado mítico”. Una nación puede formarse hoy, puede crecer hacia el futuro o fracasar mañana y puede también incorporar a otros conjuntos a su proyecto. En ese sentido, puede hablarse de la formación de una nación humana que no se ha consolidado como tal y que ha padecido innumerables persecuciones y fracasos... por sobre todo ha padecido el fracaso del paisaje futuro.

2. Al Estado que tiene que ver con determinadas formas de gobierno reguladas jurídicamente, se atribuye la extraña capacidad de formar nacionalidades y de ser él mismo la nación. Esta reciente ficción, la de los estados nacionales, está sufriendo el embate de la rápida transformación del paisaje humano. Por ello, los poderes que formaron al Estado actual y que lo dotaron de simples atributos de intermediación, se encuentran en situación de superar la forma de ese aparato aparentemente concentrador del poder de una nación.

3. Los “poderes” del Estado, no son los poderes reales que generan derechos y obligaciones, que administran o ejecutan determinadas pautas. Pero al crecer el monopolio del aparato y convertirse en el sucesivo (o permanente) botín de guerra de facciones, ha terminado trabando la libertad de acción de los poderes reales y también entorpeciendo la actividad del pueblo, sólo en beneficio de una burocracia cada vez más inactual. Por ello, a nadie conviene la forma del Estado actual, salvo a los elementos más retardatarios de una sociedad. El punto es que a la progresiva descentralización y disminución del poder estatal debería corresponder el crecimiento del poder del todo social. Aquello que autogeste y supervise solidariamente el pueblo, sin el paternalismo de una facción, será la única garantía de que el grotesco Estado actual no sea reemplazado por el poder sin freno de los mismos intereses que le dieron origen y que luchan hoy por imponer su prescindencia.

4. Y un pueblo que esté en situación de aumentar su poder real (no intermediado por el Estado o por el poder de minorías) estará en la mejor condición para proyectarse hacia el futuro como vanguardia de la nación humana universal.

5. No se debe creer que la artificial unión de países en entidades supranacionales acrecienta el poder de decisión de sus respectivos pueblos, como tampoco lo acrecentaron los imperios que anexaron territorios y naciones bajo el dominio homogéneo del interés de lo particular.

6. Si bien está en las expectativas de los pueblos la unidad regional de riquezas (o pobrezas), en dialéctica con poderes extraregionales, y si ocurre que resultan beneficios provisionales de tales uniones, no queda por ello resuelto el problema fundamental de una sociedad plenamente humana. Y cualquier tipo de sociedad que no sea plenamente humana, estará sometida a las asechanzas y a las catástrofes que depara el extrañamiento de sus decisiones a la voluntad de los intereses de lo particular. 

7. Si como resultado de uniones regionales emerge un monstruoso Supraestado o el dominio sin freno de los intereses de antaño (ahora totalmente homogeneizados), imponiendo sofisticadamente su poder al todo social, surgirán innumerables conflictos que afectarán la base misma de tales uniones y las fuerzas centrífugas tomarán impulso devastador. Si, en cambio, el poder decisorio del pueblo avanza, la integración de las diversas comunidades será también vanguardia de integración de la nación humana en desarrollo.

extraído de "Humanizar La Tierra" - El Paisaje Humano - leer texto completo>>

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Nación: del diccionario del Nuevo Humanismo

(del lat. nationem y éste de nasci: nacimiento). Conjunto de los habitantes de un país, regido por el mismo gobierno; territorio de ese mismo país; conjunto de personas que generalmente hablan un mismo idioma y están ligadas por una historia común. Se distingue de las etnias, que agrupan a las personas de un mismo origen común. La nación moderna es polifónica. Se forma en el proceso de la estructuración del mercado y de las culturas nacionales, sobre la base del surgimiento de la sociedad civil en un territorio determinado. Diferentes naciones pueden hablar el mismo idioma (los casos de Inglaterra, EE.UU., Irlanda; Alemania y Austria; España y las naciones latinoamericanas hispanohablantes; los estados árabes, etc.).

El término «nación» en el sentido moderno apareció durante las guerras de independencia de las colonias inglesas y españolas en América y durante la revolución francesa. Las Naciones Unidas reconocieron el derecho de las naciones a la autodeterminación, lo que contribuyó a la descomposición del sistema colonial y a la aparición de un centenar de nuevos estados-naciones después de la Segunda Guerra Mundial.

El Humanismo Universalista apoya las reivindicaciones de los grupos de personas que se sienten naciones a la autonomía nacional cultural; a la educación en su idioma vernáculo; al uso libre de su lengua en las relaciones con las instituciones oficiales. A la vez, los humanistas llaman a resolver los conflictos nacionales por medio de las negociaciones, sin recurrir a la violencia, y a respetar las fronteras reconocidas por la comunidad internacional.

del diccionario del Nuevo Humanismo descargar texto completo>>

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2008 04 26 - Primera Transmisión - El Humanismo

las primeras palabras del Documento Humanista que fueron plasmadas el 5 de Abril de 1993 y que con seguridad, vienen al caso.

“ Los humanistas son mujeres y hombres de esta época. Reconocen los antecedentes del Humanismo histórico y se inspiran en los aportes de las distintas culturas, no solamente de aquellas que en este momento ocupan un lugar central. Son, además, hombres y mujeres que dejan atrás este siglo y este milenio, y se proyectan a un nuevo mundo.

Los humanistas sienten que su historia es muy larga y que su futuro es aún más extendido. Piensan en el porvenir, luchando por superar la crisis general del presente. Son optimistas, creen en la libertad y en el progreso social.

Los humanistas son internacionalistas, aspiran a una nación humana universal. Comprenden globalmente al mundo en que viven y actúan en su medio inmediato. No desean un mundo uniforme sino múltiple: múltiple en las etnias, lenguas y costumbres; múltiple en las localidades, las regiones y las autonomías; múltiple en las ideas y las aspiraciones; múltiple en las creencias, el ateísmo y la religiosidad; múltiple en el trabajo; múltiple en la creatividad.

Los humanistas no quieren amos; no quieren dirigentes ni jefes, ni se sienten representantes ni jefes de nadie. Los humanistas no quieren un Estado centralizado, ni un Paraestado que lo reemplace. Los humanistas no quieren ejércitos policíacos, ni bandas armadas que los sustituyan.

Pero entre las aspiraciones humanistas y las realidades del mundo de hoy, se ha levantado un muro. Ha llegado pues, el momento de derribarlo. Para ello es necesaria la unión de todos los humanistas del mundo”.

Silo

Centro de Estudios, Abril de 2008 - Primera Transmisión - El Humanismo - 2008 04 26

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Lectura durante el Oficio,

"Ir contra la evolución de las cosas es ir contra uno mismo"

extraído del Libro La Mirada Interna-texto Completo >>

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