miércoles, 21 de agosto de 2024

Reunión miércoles 21 de agosto 2024 (virtual y presencial)

Primera Lectura extraída de La Mirada Interna capitulo XIX. Los estados internos (continuación...segunda parte)

7. Pero tú que has ascendido con resolución te encuentras ahora en la posada conocida como “generación”. Allí tienes tres puertas: una se llama “Caída”, otra “Intento” y la tercera “Degradación”. La Caída te lleva directamente a las profundidades y solo un accidente externo podría empujarte hacia ella. Es difícil que elijas esa puerta. Mientras que aquella de la Degradación te lleva indirectamente a los abismos, desandando caminos, en una suerte de espiral turbulento en el que reconsideras de continuo todo lo perdido y todo lo sacrificado. Este examen de conciencia que lleva a la Degradación es, por cierto, un falso examen en el que subestimas y desproporcionas algunas cosas que comparas. Tú cotejas el esfuerzo del ascenso con aquellos “beneficios” que has abandonado. Pero, si miras las cosas más de cerca, verás que no has abandonado nada por este motivo sino por otros. La Degradación comienza pues falseando los motivos que, al parecer, fueron ajenos al ascenso. Yo pregunto ahora: ¿Qué traiciona a la mente? ¿Acaso los falsos motivos de un entusiasmo inicial? ¿Acaso la dificultad de la empresa? ¿Acaso el falso recuerdo de sacrificios que no existieron, o que fueron impulsados por otros motivos? Yo te digo y te pregunto ahora: tu casa se incendió hace tiempo. Por ello decidiste el ascenso, ¿o ahora piensas que por ascender aquella se incendió? ¿Acaso has mirado un poco lo que sucedió a otras casas de los alrededores?... No cabe duda que debes elegir la puerta media.

8. Sube por la escalinata del Intento y llegarás a una cúpula inestable. Desde allí, desplázate por un pasillo estrecho y sinuoso que conocerás como la “volubilidad”, hasta llegar a un espacio amplio y vacío (como una plataforma), que lleva por nombre: “espacio-abierto-de-la-energía”.

9. En ese espacio puedes espantarte por el paisaje desierto e inmenso y por el aterrador silencio de esa noche transfigurada por enormes estrellas inmóviles. Allí, exactamente sobre tu cabeza, verás clavada en el firmamento la insinuante forma de la Luna Negra... una extraña luna eclipsada que se opone exactamente al Sol. Allí debes esperar la alborada, paciente y con fe, pues nada malo puede ocurrir si te mantienes calmo.

10. Podría suceder en tal situación que quisieras arreglar una salida inmediata de allí. Si tal ocurre, podrías a tientas encaminarte a cualquier lugar con tal de no esperar el día prudentemente. Debes recordar que todo movimiento allí (en la oscuridad), es falso y genéricamente es llamado “improvisación”. Si, olvidándote de lo que ahora menciono, comenzaras a improvisar movimientos ten la certeza que serías arrastrado por un torbellino entre senderos y moradas hasta el fondo más oscuro de la disolución.

11. ¡Qué difícil resulta comprender que los estados internos están encadenados unos a otros! Si vieras qué lógica inflexible tiene la conciencia, advertirías que en la situación descripta quien improvisa a ciegas fatalmente comienza a degradar y a degradarse; surgen después en él los sentimientos de frustración y va cayendo luego en el resentimiento y en la muerte, sobreviniendo el olvido de todo lo que algún día alcanzó a percibir.

12. Si en la explanada logras alcanzar el día surgirá ante tus ojos el radiante Sol que ha de alumbrarte por vez primera la realidad. Entonces verás que en todo lo existente vive un Plan.

13. Es difícil que caigas desde allí salvo que voluntariamente quieras descender hacia regiones más oscuras para llevar la luz a las tinieblas.

No es valioso desarrollar más estos temas porque sin experiencia engañan, trasladando al campo de lo imaginario lo realizable. Que sirva lo dicho hasta aquí. Si lo explicado no te fuera útil qué podrías objetar, ya que nada tiene fundamento y razón para el escepticismo, próximo a la imagen de un espejo, al sonido de un eco, a la sombra de una sombra.

extraído de El Mensaje de Silo - capitulo XIX. Los estados internos - texto completo>>

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El Árbol de los Estados Internos

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Acerca de La noche oscura del Alma

Cuando los dioses mueren durante la noche, se eclipsa la personalidad. Carl Jung,  dijo que no podía distinguir los símbolos de dioses de los símbolos que representan al ser humano. Cuando una persona pierde su Dios-símbolo la personalidad comienza a desintegrarse. Esta afección oscura permanece hasta que emerge un nuevo símbolo-Dios o se establece una nueva relación con el símbolo-Dios antiguo.

La metáfora de la noche oscura del alma fue acuñada por  San Juan de la Cruz, donde nos recuerda que la experiencia del amor de Dios no es siempre una experiencia de la unión de toda la creación. En la noche oscura el amor de Dios se acerca de una manera que parece negarnos. En la noche parece que Dios está contra nosotros. Pero San Juan sostiene que nada en el amor es oscuro o destructivo, pero por quienes somos y por la purificación que necesitamos se experimenta el amor como oscuro.

Juan de la Cruz, místico español del S. XVI, describe en su poema "Noche Oscura del alma"  una experiencia transformadora, en la que mediante el paso por la oscuridad es posible llegar a la unión con el amado. En Juan de la Cruz la figura del amado es una representación simbólica de la divinidad, pero incluso siendo un religioso cristiano, parece dotar a esta figura de un carácter interior y con una calidez extraña a la época en la que vive. La unión con el amado de la que habla implicaría así una suerte de transformación "amada en el Amado transformada" hacia una forma superior del ser, o en términos psicológicos junguianos, de la conciencia. 

En la obra de Jung puede apreciarse este mismo proceso como el desarrollo de una relación estrecha entre dos estructuras psíquicas fundamentales (yo - Sí mismo), necesaria para la completitud del individuo. Este proceso interior del que hablamos fue ampliamente descrito cuatro siglos después por Carl Gustav Jung, Psiquiatra suizo del S. XX, en sus Diarios Negros y materializado en un audaz texto contenido en el Libro Rojo. A partir de experiencias vitales de gran hondura, y partiendo también de un lenguaje altamente simbólico, en esta obra en particular, C. G. Jung describe una realidad interior de profundidad y calado comparables a los de Juan de la Cruz, pero enmarcados en un espacio psíquico acorde a las vivencias de un hombre de su tiempo. En Jung, estaríamos ante un espacio social y cultural en el que la realidad psíquica, y por tanto la conciencia individual, han evolucionado. Juan escribe desde el punto de vista de un hombre inmerso en una sociedad sacralizada, típica de su periodo histórico, mientras que Jung, aun respetando el carácter sagrado de la experiencia y comprendiendo la profundidad e importancia del mismo, utilizará el lenguaje de la ciencia y de la psicóloga moderna. Ambos textos (poema Noche Oscura del Alma y Libro Rojo), se pueden presentar frente a frente, tratando de hacerlos dialogar. La base que sustenta este diálogo se establece sobre dos pilares fundamentales. Por un lado, estarán las similitudes vitales entre los dos autores que, superando los cuatro siglos que los separan, nos permiten llegar a la conclusión de que ambos parecen describir un proceso que trasciende al tiempo y al espacio por estar enclavado en la profundidad del inconsciente colectivo, lo que dotara al proceso de un valor antropológico general. 

Libro Rojo de Carl Gustav Jung texto completo>>

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Lectura durante el Oficio extraído del Libro La Mirada Interna - El Camino

No dejes pasar tu vida sin preguntarte: “¿quién soy?”.

No dejes pasar tu vida sin preguntarte: “¿hacia donde voy?”.

No dejes pasar un día sin responderte quién eres.

No dejes pasar un día sin responderte hacia donde vas.

extraído del Libro La Mirada Interna - El Camino -  texto Completo >>

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