continuación de la lectura del Libro "Humanizar la Tierra" El Paisaje Humano - cap VII.- LA HISTORIA
VII.- LA HISTORIA
1. En tanto se siga pensando al proceso histórico desde una mirada externa, será inútil explicarlo como el despliegue creciente de la intencionalidad humana en su lucha por superar el dolor (físico) y el sufrimiento (mental). De aquel modo se preocuparán algunos por develar las leyes íntimas del acontecer humano desde la materia, desde el espíritu, desde cierta razón, pero en verdad que el mecanismo interno que se busque siempre estará visto desde “afuera” del hombre.
2. Desde luego que se continuará entendiendo el proceso histórico como el desarrollo de una forma que, en suma, no será sino la forma mental de quienes así ven las cosas. Y no importa a qué tipo de dogma se apele porque el trasfondo que dicte tal adhesión siempre será aquello que se quiera ver.
Lectura durante el Oficio "Primera conferencia sobre meditación trascendental". Buenos Aires, 16 de agosto de 1972
"... Meditar es: aprender a ver a través de la ilusión del ensueño, es comprender la raíz del deseo, del temor, del sufrimiento, es liberarse y liberar.
extraído del libro de Andres Koryzma - Recopilaciones - El Temor - texto Completo >>
continuación de la lectura del Libro "Humanizar la Tierra" El Paisaje Humano - cap VI.
VI.- LA EDUCACIÓN
1. La percepción del paisaje externo y su acción sobre él, comprometen al cuerpo y a un modo emotivo de estar en el mundo. Desde luego que también compromete a la misma visión de la realidad, conforme he comentado en su momento. Por ello creo que educar es básicamente habilitar a las nuevas generaciones en el ejercicio de una visión no ingenua de la realidad de manera que su mirada tenga en cuenta al mundo no como una supuesta realidad objetiva en sí misma, sino como el objeto de transformación al cual aplica el ser humano su acción. Pero no estoy hablando en este momento de la información sobre el mundo, sino del ejercicio intelectual de una particular visión desprejuiciada sobre los paisajes y de una atenta práctica sobre la propia mirada. Una educación elemental debe tener en cuenta el ejercicio del pensar coherente. En este caso, no se está hablando de conocimiento estricto sino de contacto con los propios registros del pensar.
2. En segundo lugar, la educación debería contar con el acicate de la captación y el desenvolvimiento emotivo. Por esto, el ejercicio de la representación por una parte y el de la expresión por otra, así como la pericia en el manejo de la armonía y el ritmo, tendrían que ser considerados a la hora de planificar una formación integral. Pero lo comentado no tiene por objeto la instrumentación de procedimientos con la pretensión de “producir” talentos artísticos, sino con la intención de que los individuos tomen contacto emotivo consigo mismo y con otros, sin los trastornos a que induce una educación de la separatividad y la inhibición.
3. En tercer lugar, debería tenerse en cuenta a una práctica que pusiera en juego todos los recursos corporales de modo armónico y esta disciplina se parecería más a una gimnasia realizada con arte que al deporte, ya que éste no forma integralmente sino de manera unilateral. Porque aquí se trata de tomar contacto con el propio cuerpo y de gobernarlo con soltura. Por esto, el deporte no tendría que ser considerado como una actividad formativa pero sería importante su cultivo teniendo por base la disciplina comentada.
4. Hasta aquí he hablado de la educación entendiéndola desde el punto de vista de actividades formativas para el ser humano en su paisaje humano, pero no he hablado de la información que se relaciona con el conocimiento, con la incorporación de datos a través del estudio y de la práctica como forma de estudio.
WALDEN LA VIDA EN LOS BOSQUES, libro de Henry David Thoreau, mencionado acerca de la experiencia humana del contacto con la naturaleza descargar texto>>
Lectura durante el Oficio, extraído del Libro Humanizar La Tierra - Capítulo XII.- COMPENSACIÓN, REFLEJO Y FUTURO
¿Es que acaso la vida es sólo acción y reacción? El hambre ensueña con la saciedad, lo aprisionado con lo suelto, el dolor busca el placer y el placer se hastía de sí mismo.
Si la vida es sólo persecución de seguridad para quien teme al futuro, afirmación de sí para el desorientado, anhelo de venganza para la frustración pasada... ¿qué libertad, responsabilidad y compromiso, podrá sostenerse como invicta bandera?
extraído del Libro Humanizar La Tierra - Capítulo XII.- COMPENSACIÓN, REFLEJO Y FUTURO texto Completo >>
continuación de la lectura del Libro "Humanizar la Tierra" El Paisaje Humano - cap V
V.- DISTANCIA QUE IMPONE EL PAISAJE HUMANO
1. Toda generación tiene su astucia y no vacilará en apelar a la más sofisticada renovación si con ese recurso aumenta su poder. Sin embargo, esto la lleva a innumerables dificultades por cuanto la transformación que ha puesto en marcha arrastra hacia el futuro a esa sociedad que en la dinámica del hoy es ya contradictoria con el paisaje social interno que se quería mantener. Por esto digo que “cada generación tiene su astucia”, pero también tiene su trampa.
2. ¿Con qué paisaje humano se está enfrentando la injustificada apetencia? Por lo pronto con un paisaje humano percibido, diferente al paisaje recordado. Pero además, con un paisaje humano que no coincide con el tono afectivo, con el clima emotivo general del recuerdo de personas, edificios, calles, oficios, instituciones. Y ese “alejamiento” o “extrañeza”, muestra a las claras que todo paisaje percibido es una realidad distinta y global de aquella recordada, aún cuando se trate de lo cotidiano o familiar. Así es que las apetencias que durante tanto tiempo acariciaron la posesión de objetos (cosas, personas, situaciones), resultaron defraudadas en su cumplimiento.
¡Y esa es la distancia que impone la dinámica del paisaje humano a todo recuerdo sostenido individual o colectivamente; sostenido por uno o por muchos, o por toda una generación que coexistiendo en un mismo espacio social está nimbada por un trasfondo emotivo similar! ¡Cuánto más alejado se torna el acuerdo, respecto de un objeto, cuando es considerado por diferentes generaciones o representantes de distintas épocas que coexisten en el mismo espacio! Y si parece que estamos hablando de enemigos, debo destacar que estos abismos se abren ya entre aquellos que parecen coincidir en sus intereses.
3. Nunca se toca del mismo modo un mismo objeto, ni jamás se siente dos veces una misma intención. Y esto que creo percibir como intención en otros es sólo una distancia que interpreto cada vez de manera diferente. Así, el paisaje humano cuya nota distintiva es la intención, pone de relieve el extrañamiento que en su momento muchos advirtieron pensando que sería, tal vez, producto de condiciones objetivas de una sociedad no solidaria que arrojaba al exilio a la conciencia desposeída. Y, al haber equivocado aquellos su apreciación respecto a la esencia de la intención humana, encontraron que la sociedad construida por ellos con esfuerzo, se abismó generacionalmente y se extrañó ante sí misma a medida que aumentó la aceleración de su paisaje humano. Otras sociedades desplegadas según esquemas diferentes, recibieron idéntico impacto con lo cual queda hoy demostrado que los problemas fundamentales del ser humano deben ser resueltos teniendo como objetivo la intención que trasciende al objeto y de la cual el objeto social es solo su morada. Y, asimismo, toda la naturaleza, incluida en ella el cuerpo humano, debe ser comprendida como hogar de la intención transformadora.
4. La percepción del paisaje humano, es cotejo de mí mismo y compromiso emotivo, algo que me niega o me lanza hacia adelante.
Y desde mi “hoy”, agregando recuerdos, soy succionado por la intención de futuro. Ese futuro que condiciona el hoy, esa imagen, ese sentimiento confundido o querido, ese hacer elegido o impuesto, también marca mi pasado porque cambia lo que creo que ha sido mi pasado.
continuación de la lectura del Libro "Humanizar La Tierra" - el Paisaje Humano Capítulo IV
IV MEMORIA Y PAISAJE HUMANO
1. Ante un paisaje desconocido apelo a mi memoria y advierto lo nuevo por “reconocimiento” de su ausencia en mí. Así me ocurre también con un paisaje humano en el que lenguaje, vestimentas y usos sociales contrastan fuertemente con aquel paisaje en el que tengo formados mis recuerdos. Pero en sociedades en que el cambio es lento mi paisaje anterior tiende a imponerse a estas novedades que percibo como “irrelevantes”.
2. Y ocurre que viviendo en sociedades de veloces modificaciones tiendo a desconocer el valor del cambio o a considerarlo como “desvío” sin entender que la pérdida interior que experimento, es la pérdida del paisaje social en el que se configuró mi memoria.
3. Por lo anterior comprendo que una generación cuando accede al poder tiende a plasmar externamente los mitos y las teorías, las apetencias y los valores de aquellos paisajes hoy inexistentes pero que aún viven y actúan desde el recuerdo social en que se formó ese conjunto. Y ese paisaje fue asimilado como paisaje humano por los hijos y como “irrelevancia” o “desvío” por sus padres. Y por más que luchen entre sí las generaciones, la que adviene al poder se convierte de inmediato en retardataria al imponer su paisaje de formación a un paisaje humano ya modificado o que ella misma contribuyó a modificar. De este modo, en la transformación que instaura un nuevo conjunto está el retraso que arrastra desde su época de formación. Y contra ese retraso choca un nuevo conjunto que se está formando.
Cuando he hablado del “poder” al que accede una generación, imagino que se ha entendido bien, me he referido a sus distintas expresiones: políticas, sociales, culturales y así siguiendo.
Referencia a texto extraído de "Cartas a mis Amigos" sobre "adaptación"
13. La adaptación creciente como avance hacia la coherencia
Consideremos el tema de la dirección, de la coherencia que queremos lograr. Adaptarnos a ciertas situaciones tendrá que ver con esa propuesta porque adaptarnos a lo que nos lleva en dirección opuesta a la coherencia es una gran incoherencia. Los oportunistas padecen de una gran miopía respecto a este tema. Ellos consideran que la mejor forma de vivir es la aceptación de todo, es la adaptación a todo; piensan que aceptar todo siempre que provenga de quienes tienen poder, es una gran adaptación, pero es claro que su vida dependiente está muy lejos de lo que entendemos por coherencia. Distinguimos entre la desadaptación que nos impide ampliar nuestra influencia, la adaptación decreciente que nos deja en la aceptación de las condiciones establecidas y la adaptación creciente que hace crecer nuestra influencia en dirección a las propuestas que hemos venido comentando.
Lectura durante el Oficio extraído del Libro La Mirada Interna - El Camino
"Si crees que tu vida termina con la muerte lo que piensas, sientes y haces, no tiene sentido. Todo concluye en la incoherencia, en la desintegración.
Si crees que tu vida no termina con la muerte, debe coincidir lo que piensas con lo que sientes y con lo que haces. Todo debe avanzar hacia la coherencia, hacia la unidad."
extraído del Libro La Mirada Interna - El Camino - texto Completo >>
Lectura extraída de Humanizar La Tierra "El Paisaje interno" cap IV
IV.- EL PAISAJE HUMANO
Si una estrella lejana está ligada a ti, ¿qué debo pensar de un paisaje viviente en el que los venados eluden los árboles añosos y los animales más salvajes lamen a sus crías suavemente? ¿Qué debo pensar del paisaje humano en el que conviviendo la opulencia y la miseria unos niños ríen y otros no encuentran fuerzas para expresar su llanto?
1. Porque si dices: “Hemos llegado a otros planetas”, debes declarar también: “Hemos masacrado y esclavizado a pueblos enteros, hemos atestado las cárceles con gentes que pedían libertad, hemos mentido desde el amanecer hasta la noche... hemos falseado nuestro pensamiento, nuestro afecto, nuestra acción. Hemos atentado contra la vida a cada paso porque hemos creado sufrimiento”.
2. En este paisaje humano, conozco mi camino. ¿Qué pasará si nos cruzamos en dirección opuesta? Yo renuncio a todo bando que proclame un ideal más alto que la vida y a toda causa que, para imponerse, genere sufrimiento. Así es que, antes de acusarme por no formar parte de facciones, examina tus manos. No sea que en ellas descubras la sangre de los cómplices. Si crees que es valiente comprometerte con aquéllas ¿qué dirás de ése al que todos los bandos asesinos acusan de no comprometerse? Quiero una causa digna del paisaje humano: la que se compromete a superar el dolor y el sufrimiento.
3. Niego todo derecho a la acusación que provenga de un bando en cuya historia (cercana o lejana), figure la supresión de la vida.
4. Niego todo derecho a la sospecha que provenga de aquellos que ocultan sus sospechosos rostros.
5. Niego todo derecho a bloquear los nuevos caminos que necesita recorrer el ser humano, aunque se ponga como máximo argumento a la urgencia actual.
6. Ni aún lo peor del criminal me es extraño. Y si lo reconozco en el paisaje, lo reconozco en mí. Así es que quiero superar aquello que en mí y en todo hombre lucha por suprimir la vida. ¡Quiero superar el abismo!
Todo mundo al que aspiras, toda justicia que reclamas, todo amor que buscas, todo ser humano que quisieras seguir o destruir, también están en ti. Todo lo que cambie en ti, cambiará tu orientación en el paisaje en que vives. De modo que si necesitas algo nuevo, deberás superar lo viejo que domina en tu interior. ¿Y cómo harás esto? Comenzarás por advertir que aunque cambies de lugar, llevas contigo tu paisaje interno.
continuación de la lectura del Libro "Humanizar La Tierra" - el Paisaje Humano Capítulo III
III.- EL CUERPO HUMANO COMO OBJETO DE LA INTENCIÓN
1. El cuerpo como objeto natural es pasible de modificaciones naturales y, desde luego, susceptible de transformación no sólo en sus expresiones más externas sino en su íntimo funcionamiento, merced a la intención humana. Visto así, el propio cuerpo como prótesis de la intención cobra su mayor relevancia. Pero desde el gobierno inmediato (sin intermediación) del propio cuerpo, a la adecuación de éste a otras necesidades y otros designios, media un proceso social que no depende del individuo aislado sino que implica a otros.
2. La propiedad sobre mi estructura psicofísica se da gracias a la intencionalidad, mientras que los objetos externos se me aparecen como ajenos a mi propiedad inmediata y sólo son gobernables mediatamente (por acción de mi cuerpo). Pero un tipo particular de objeto es el cuerpo del otro al que intuyo como propiedad de una intención ajena. Y esa extrañeza me coloca “visto desde afuera”, visto desde la intención del otro. Por ello, la visión que tengo del extraño es una interpretación, un “paisaje” que se extenderá a todo objeto que lleve la marca de la intención humana aún cuando haya sido producido o manipulado por alguien actual o pretérito. En ese “paisaje humano” puedo anonadar la intención de otros considerándolos prótesis de mi propio cuerpo en cuyo caso debo “vaciar” su subjetividad totalmente o, por lo menos, en aquellas regiones del pensar, el sentir, o el actuar que deseo gobernar de modo inmediato. Tal objetivación necesariamente me deshumaniza y así justifico la situación por la acción de una fuerza mayor no controlada por mí (la “Pasión”, “Dios”, la “Causa”, la “Desigualdad natural”, el “Destino”, la “Sociedad”, etc.).
extraído del Diccionario del Nuevo Humanismo acerca de "propiedad genérica" del término EMPRESA-SOCIEDAD
"...el hombre, por su parte, ha racionalizado ambas apropiaciones, convirtiéndolas en propiedades privadas o comunes, respectivamente. Pero no ha creado la propiedad genérica, que abarcaría a ambas, les daría flexibilidad y, por supuesto, les quitaría esa especie de permanencia que tienen las dos anteriormente comentadas. En suma, los bienes de la tierra no son ni propiedad privada de los que acceden a ellos, ni propiedad común de la humanidad, sino propiedad genérica. Esto es: todos los seres humanos deben tener propiedad en todas las cosas. Ejemplo paradigmático de la propiedad genérica es el aire, que no es, desde luego, propiedad privada de nadie pero, ni siquiera, es propiedad común de la humanidad. Todos los demás seres vivos que lo necesiten han de tener acceso al aire, y el hombre no puede apropiarse de algo que no le pertenece en exclusiva, sino que está abierto a todos y cada uno de los hombres, a todos y cada uno de los seres vivos, en función de sus necesidades de respirar. El aire es propiedad genérica de los seres vivos. Veamos ahora qué tipo le corresponde a esa propiedad tan peculiar que es el cuerpo humano. Por supuesto, se puede afirmar que el cuerpo humano no es propiedad común de la humanidad ni, menos aún, de un Estado. La proclividad subjetiva inicial es hacia la propiedad privada del sujeto de ese cuerpo. Pero en realidad, y según la propiedad genérica, yo no soy propietario de mi cuerpo sino que tengo, por razones de afección obvias, el derecho a decidir sobre mi cuerpo, o sea, tengo el derecho de gestión de mi cuerpo, al menos, en principio. Supongamos, para esclarecer este punto, que yo me encuentro con una persona herida o accidentada que no puede valerse por sí misma. Si no hay nadie más, ese herido necesita que mi cuerpo le ayude para salir de esa situación. Por razón de necesidad, el herido activa la propiedad genérica a su favor, y asume el derecho de gestión de mi cuerpo. Por supuesto, yo puedo negarme a que mi cuerpo le ayude, pero en ese caso le robo, le niego algo que le corresponde. Si por el contrario, decido ayudarle y le traslado, por ejemplo, a un hospital, una vez allí, y satisfecha su necesidad, yo recupero el derecho de gestión sobre mi cuerpo. El cuerpo humano no es otra cosa que un bien más de propiedad genérica de los seres humanos, y sobre el que tiene prevalencia el sujeto de ese cuerpo. Realmente, es una propiedad compartida con las personas a quienes la actividad de mi cuerpo le afecta (mi familia) aunque normalmente su gestión sea minoritaria. Para resolver ese mismo y supuesto problema con la propiedad privada, hay que introducir una obligación, moral o jurídica, ajena a la propiedad. La propiedad genérica tiene, por el contrario, virtualidad por sí misma para dar solución satisfactoria al supuesto caso que se comenta..."
extraído del Diccionario del Nuevo Humanismo acerca de "propiedad genérica" del término EMPRESA-SOCIEDAD - Diccionario completo >>
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Lectura durante el Oficio extraído del Libro La Mirada Interna - El Camino
Aprende a tratar a los demás del modo en que quieres ser tratado.
Aprende a superar el dolor y el sufrimiento en ti, en tu prójimo y en la sociedad humana.
extraído del Libro La Mirada Interna - El Camino - texto Completo >>
2005 Visita de Silo a la Salita de Peñalolén, 11 de junio del 2005
Texto de la Visita de Silo a la Salita de Peñalolén (extracto)
Pregunta: Bueno, mi nombre es Luis, pertenezco a la comuna. Hace 6 a 5 meses que conozco el mensaje, y de todo lo que yo he leído he echado de menos algo importante en la esencia del ser humano. No he leído todo, yo no digo que he leído todo tus... pero, extrañamente igual tengo una respuesta en particular, pero ¿qué pasa con el humor? porque no hay...
Silo: ¡Debería haber más humor! ¿No es cierto? Yo creo que sí. Lo que pasa que a veces estamos apesadumbrados por la situación que le toca vivir a la gente, hay también tanta desgracia, tanto problema, tanta...que Eso frena un poco, pero sin duda que el humor también vivifica a la gente. Yo creo que sí, deberíamos fortalecer el sentimiento de humor. Si bien es cierto que hay tanta desgracia y tanto problema, al ponerle humor a la cosa pensamos las cosas de otro modo. Así que además tú tienes una respuesta a esto ¿qué dices?
Responde el que pregunta: De acuerdo al planteamiento y al mensaje, el humor nace espontáneamente en uno y siguiendo la regla de lo que tú dices y de lo que cada ser humano tiene en su interior, yo creo que nace espontáneamente el humor. A lo que yo me refería por qué no hay... o sea, yo no sé si es que hay algo de ti escrito por ahí con referencia al humor.
Silo: Poco hay escrito (risas).
Pregunta: Eso era básicamente mi pregunta.
Silo: Pero sí que valdría la pena. Tengo poco escrito sobre el humor, pero me parece que sí, que tienes toda la razón...
Pregunta: Un libro de chistes. (risas)
Silo: ¿Y por qué no? Pero hay que tener talento para eso. Sí, falta humor, falta humor y a veces nos dejamos caer por la situación que se vive, pero en realidad es un modo también de subir, por el humor, porque el humor no quiere decir que uno sea indiferente a los problemas, a las desgracias, a las dificultades. No quiere decir que uno sea indiferente a eso. Es que pone otro estado de ánimo, enfoca las cosas de otro modo. Vale la pena reflexionar sobre ese punto. Es otro modo de enfocar la vida y no por eso uno es insensible a los dolores ajenos. “¡Estos se ríen todo el día, son insensibles, con los problemas que hay!” (risas). No, no es así, así que eso hay que reconsiderarlo porque nos está enseñando él con su pregunta, ¿ves?
Pregunta: Se puede incluir como nueva receta.
Silo: Una nueva receta. Entonces, aspira profundamente... y ríete (risas).
Aprender a reír. Claaro ¡Es así! Es una gran cosa lo que preguntas... Aprender a reír. Sí, eso se aprende, además de que es una cosa espontánea, además se aprende esa disposición... ponerse en disposición de aprender a reír, es un gran tema este.
Pregunta: ¿Y tal vez eso estará vinculado también con la fe?
R: Yo creo, con el humor y con la risa se desacraliza, se quita lo solemne y eso sí que achata al espíritu, lo solemne, la solemnidad. Uhhh, no es así, es algo liviano, que eleva el corazón. La risa eleva el corazón, el humor eleva el corazón. Eso es así, seguro... eso es así, seguro. Yo creo que vamos bien por ahí.
Pero bueno, se aprende a reír también, una parte es espontánea, pero la actitud de uno, de buscar el humor y eso..., me parece que es algo que se puede aprender. Es un enfoque de la vida, es un modo de ponerse frente a las cosas y cuando alguien nos diga: “¡Ehhh, ustedes se ríen mucho, con todos los problemas que hay!” No es así, él debería escuchar otra campana. Porque por estar llorando todo el día por los problemas que hay, no por eso vas a solucionar las cosas... no por eso vas a solucionar las cosas. Este ha sido un tema interesante.
Pregunta: ¿Tiene que ver un poco con el entusiasmo, Negro?
Silo: Tiene que ver con el entusiasmo. Con el entusiasmo... entusiasmo.
Pregunta: Porque, para tener humor también hay que tener entusiasmo ¿no?
Silo: Y para tener entusiasmo hay que tener una dirección en la vida. Lo que te entusiasma te lanza en una dirección, algo que te supera en esta situación que estás viviendo, te lanza hacia arriba. Creo que sí, creo que sí... te lanza hacia arriba.
Como me miras a ver dime... Que me vas a hacer una pregunta o una respuesta... me vas a dar (risas)
Pregunta: Lo que pasa es que en tu Mensaje, que dices ahora último, hay una partecita que a mí me llegó profundamente y yo dije.. yo dije, eso me lo está diciendo a mí, pero alguien me dijo, no, se lo está diciendo a sí mismo. Me refiero a “¿Por qué, alma mía?” Yo sentí que me lo estabas diciendo a mí. O sea, creo que todas las personas sintieron, pero hay otra que... alguien me dijo, no se estaba refiriendo a sí mismo. Que tú te estabas refiriendo a ti.
Silo: Si, porque tenía mucha comunicación con la gente, la gente misma, que se pregunta a sí misma, la gente se pregunta a sí misma, pregunta a su alma “¿por qué, alma mía?”. Así misma pregunta. Ahí están las verdades. ¿Así que eso te tocó? Y es una frase... es más bien un poema, un poemita chico.
Alguien comenta: Sí, pero estuve dos días llorando, (risas) me acordaba y me ponía a llorar, (risas).
Silo: Y los poetas han logrado eso siempre, llegar al corazón de la gente. Eso es fantástico. Cuando desaparece la poesía de los pueblos mmm...
Pregunta: Tú eres como un poeta.
Silo: Gracias, (risas) lo mejor que me pueden decir... eso sí que es un reconocimiento. (risas)
lectura durante el Oficio del Libro La Mirada Interna - El Camino
"No dejes pasar tu vida sin preguntarte: “¿quién soy?”
No dejes pasar tu vida sin preguntarte: “¿hacia dónde voy?”
No dejes pasar un día sin responderte quién eres.
No dejes pasar un día sin responderte hacia dónde vas."
extraído del Libro La Mirada Interna - El Camino - texto completo >>
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Libro recomendado sobre "La Risa" de Henry Bergson:
He aquí el primer punto sobre el cual he de llamar la atención. Fuera de lo que es propiamente humano, no hay nada cómico. Un paisaje podrá ser bello, sublime, insignificante o feo, pero nunca ridículo. Si reímos a la vista de un animal, será por haber sorprendido en él una actitud o una expresión humana. Nos reímos de un sombrero, no porque el fieltro o la paja de que se compone motiven por sí mismos nuestra risa, sino por la forma que los hombres le dieron, por el capricho humano en que se moldeó. No me explico que un hecho tan importante, dentro de su sencillez, no haya lijado más la atención de los filósofos. Muchos han definido al hombre como «un animal que ríe»
Silo en Berlin - Cumbre de los premios Nobel de la Paz 11 nov 2009
Fragmentos de la intervención de Silo en el congreso de premios nobel de la paz, con motivo de la presentación en el año 2009 de la marcha mundial por la paz y la no violencia. Claves para una acción personal y social que trascienda la situación de crisis del momento. Duración: algo más de 9 minutos.
Resumen Acto de cierre de la Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia
2 de enero de 2010. Acto de cierre de la Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia en el Parque de estudios y reflexión Punta de Vacas. Mendoza, Argentina.
"Si crees que tu vida termina con la muerte lo que piensas, sientes y haces, no tiene sentido. Todo concluye en la incoherencia, en la desintegración.
Si crees que tu vida no termina con la muerte, debe coincidir lo que piensas con lo que sientes y con lo que haces. Todo debe avanzar hacia la coherencia, hacia la unidad."
extraído del Libro La Mirada Interna - El Camino - texto Completo >>
continuación de la Lectura del Libro "Humanizar La Tierra" - El Paisaje Humano - Capítulo II LO HUMANO Y LA MIRADA EXTERNA
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Lectura sugerida Conferencia "EL TEMA DE DIOS" (ENCUENTRO PARA EL DIÁLOGO FILOSÓFICO-RELIGIOSO - SINDICATO DE LUZ Y FUERZA. BUENOS AIRES, ARGENTINA -29 DE OCTUBRE DE 1995
texto de la charla...
Trataré, en los veinte minutos que se me han otorgado, de exponer mi punto de vista sobre el primero de los temas fijados por los organizadores de este evento, me refiero al “tema de Dios”.
El “tema de Dios” puede plantearse de distintas formas. Yo elegiré el ámbito histórico-cultural emplazándome aquí no por afinidad personal sino en atención al enmarque implícito establecido para este encuentro. Dicho enmarque incluye otros puntos tales como “la religiosidad en el mundo contemporáneo” y “la superación de la violencia personal y social”. El objeto de esta exposición será, por consiguiente, “el tema de Dios” y no, “Dios”.
¿Por qué habríamos de ocuparnos del tema de Dios? ¿Qué puede tener de interesante para nosotros, gente ya del siglo XXI, semejante asunto? ¿No se lo había dado por concluido luego de la afirmación de Nietzsche: “Dios ha muerto”? Al parecer, esta cuestión no ha sido cancelada por simple decreto filosófico. Y no ha podido ser cancelada por dos importantes motivos: en primer término porque no se ha comprendido cabalmente el significado de semejante tema; en segundo lugar, porque puestos en perspectiva histórica comprobamos que lo que hasta hace poco tiempo era considerado “extemporáneo”, hoy anima nuevas preguntas. Y este preguntar resuena no en las torres de marfil de los pensadores o los especialistas, sino en la calle y en la misma entraña de la gente sencilla. Se podrá decir que lo que hoy se observa es un simple crecimiento de la superstición, o un rasgo cultural de pueblos que al defender su identidad vuelven con fanatismo a sus libros sagrados y a sus liderazgos espirituales. Se podrá decir, en sentido pesimista y de acuerdo con ciertas interpretaciones históricas, que todo ello significa un regreso a oscuras edades. Como cada cual prefiera, pero el asunto permanece y eso es lo que cuenta.
Yo creo que la afirmación de Nietzsche: “¡Dios ha muerto!”, marca un momento decisivo en la larga historia del tema de Dios, por lo menos desde el punto de vista de una teología negativa o “radical”, como quisieran llamarla algunos de los defensores de esa postura.
Está claro que Nietzsche no se ubicó en los espacios de duelo que fijan habitualmente para sus discusiones los teístas y los ateos, los espiritualistas y los materialistas. Más bien se preguntó: ¿Es que todavía se cree en Dios o es que está en marcha un proceso que acabará con la creencia en Dios? En su Zaratustra, dice: “(...) Y así se separaron el anciano y el hombre, riendo como ríen los niños. (...) Mas, cuando Zaratustra estuvo solo, habló así a su corazón: ‘¡Será posible! ¿¡Este viejo santo en su bosque no ha oído todavía nada de que Dios ha muerto!?’ “. En la IV parte de la misma obra, pregunta Zaratustra: “¿Qué sabe hoy todo el mundo? ¿Acaso que no vive ya el viejo Dios en quien todos creyeron en otro tiempo?. –Tú lo has dicho–, respondió el anciano contristado. Y yo he servido a ese Dios hasta su última hora”. Por otra parte, en su Gaya ciencia, aparece la parábola del demente que buscando a Dios en la plaza pública, decía: “Os diré dónde está Dios... ¡Dios ha muerto! ¡Dios sigue muerto!”. Pero como sus oyentes no entendían, el demente les explicó que había llegado prematuramente, que la muerte de Dios todavía estaba ocurriendo.
Es evidente, en los párrafos citados, que se está haciendo alusión a un proceso cultural, al desplazamiento de una creencia, dejando de lado la determinación exacta de la existencia o inexistencia en sí de Dios. La implicación que tiene el desplazamiento de tal creencia es de consecuencias enormes porque arrastra tras de sí a todo un sistema de valores, por lo menos en el Occidente y en la época en que escribe Nietzsche. Por otra parte, esa “pleamar del nihilismo” que este autor predice para los tiempos venideros, tiene como trasfondo su anunciada muerte de Dios.
Dentro de esa concepción puede pensarse que si los valores de una época están fundamentados en Dios y éste desaparece, tendrá que sobrevenir un nuevo sistema de ideas que dé cuenta de la totalidad de la existencia y que justifique una nueva moral. Ese sistema de ideas debe dar cuenta del mundo, de la historia, del ser humano y su significado, de la sociedad y de la convivencia, de lo bueno y lo malo, de lo que se debe hacer y de lo que no se debe hacer. Ahora bien, ideas de ese tipo habían comenzado a aparecer desde hacía mucho tiempo hasta desembocar, finalmente, en las grandes construcciones del idealismo crítico y del idealismo absoluto. Para el caso daba igual que un sistema de pensamiento se aplicara en dirección idealista o materialista porque su entramado, su metodología de conocimiento y acción, era estrictamente racional y, en todo caso, no daba cuenta de la totalidad de la vida. Las cosas, para la interpretación nietzscheana, ocurrían exactamente al revés: surgían las ideologías desde la vida para dar razón y justificación de ella misma. Recuérdese que Nietzsche y Kierkegaard, ambos en lucha con el racionalismo e idealismo de la época, pasan por ser los antecesores de las filosofías de la existencia. Sin embargo, en el horizonte filosófico de estos autores no aparecía todavía la descripción y comprensión de la estructura de la vida humana, situación a la que se arriba en tiempos posteriores. Era como si de trasfondo todavía actuara la definición del hombre como “animal racional”, como naturaleza dotada de razón y esta “razón” pudiese comprenderse en términos evolutivos animales, o en términos de “reflejo”, etc. En esa época todavía podía pensarse con legitimidad que la “razón” era lo más importante, o a la inversa, que los instintos y las fuerzas oscuras de la vida orientaban a la razón. Este segundo era el caso de Nietzsche y de los vitalistas en general. Pero luego del “descubrimiento” de la “vida humana” las cosas han cambiado... Y aquí debo disculparme por no desarrollar este punto, en razón de las limitaciones existentes para esta exposición. Sin embargo quisiera mejorar un poco la sensación de extrañeza que se experimenta cuando se afirma que “la vida humana” es de reciente descubrimiento y comprensión. En dos palabras: desde los primeros hombres hasta hoy todos hemos sabido que vivimos y que somos humanos, todos hemos experimentado nuestra vida, sin embargo es muy reciente en el campo de las ideas la comprensión de la vida humana con su estructura típica y sus características propias. Es como decir: los humanos siempre hemos vivido con códigos de ADN y ARN en nuestras células, pero hace muy poco tiempo que han sido descubiertos y comprendidos en su funcionamiento. Así las cosas, conceptos como intencionalidad, apertura, historicidad de la conciencia, intersubjetividad, horizonte, etc., son de reciente precisión en el campo de las ideas, y con ellos se ha dado cuenta de la estructura no de la vida en general, sino de la “vida humana”, resultando de todo esto una definición radicalmente diferente a la del “animal racional”. De este modo, por ejemplo, la vida animal, la vida natural, comienza en el momento de la concepción, pero ¿cuándo comienza la vida humana si es por definición “ser-en-el-mundo” y éste es apertura y medio social? O bien: ¿la conciencia es reflejo de condiciones naturales y “objetivas” o es intencionalidad que configura y modifica a las condiciones dadas? O esto otro: ¿el ser humano está definitivamente terminado o es un ser capaz de modificarse y construirse a sí mismo no solamente en sentido histórico y social, sino en sentido biológico? Así, con ejemplos interminables de nuevos problemas que plantea el descubrimiento de la estructura de la vida humana, podríamos llegar a rebasar el ámbito de las preguntas que se plantearon en la época del “¡Dios ha muerto!”, dentro del horizonte histórico en el que todavía estaba vigente la definición del ser humano como “animal racional”.
Volviendo a nuestro tema...
Si a la muerte de Dios no ocurría una sustitución que fundamentara al mundo y al quehacer humano, o bien, si se impusiera forzadamente un sistema racional en el que escapaba lo fundamental (la vida), el caos y el derrumbe de los valores habría de sobrevenir arrastrando tras de sí a toda la civilización. A eso llamó Nietzsche, “la pleamar del Nihilismo” y, en ocasiones, “el Abismo”. Está claro que no alcanzaron sus estudios sobre la Genealogía de la Moral ni sus ideas del Más allá del Bien y del Mal para producir la “Transmutación de los valores” que buscaba afanosamente. Más bien, buscando algo que pudiera superar a su “último hombre” del siglo XIX construyó un Superhombre que, como en las más recientes leyendas del Golem, echó a andar sin control destruyendo todo a su paso. Se puso en pie el irracionalismo y la “Voluntad de Poderío” como máximo valor, constituyendo el trasfondo ideológico de una de las mayores monstruosidades que recuerda la historia.
El “Dios ha muerto” no pudo ser resuelto o superado por una nueva y positiva fundamentación de los valores. Y las grandes construcciones del pensamiento quedaron ya clausuradas en la primera parte de este siglo sin lograr ese cometido. Actualmente, nos encontramos inmovilizados frente a estas preguntas: ¿por qué deberíamos ser solidarios?; ¿por qué causa habríamos de arriesgar nuestro futuro?; ¿por qué deberíamos luchar contra toda injusticia? ¿Simplemente por necesidad, o por una razón histórica, o por un orden natural? La vieja moral basada en Dios, pero sin Dios, ¿es acaso sentida como una necesidad? ¡Nada de esto es suficiente!
Y si hoy nos encontramos con la imposibilidad histórica de que surjan nuevos sistemas totales y fundamentantes, la situación parece complicarse. Recordemos que la última gran visión de la Filosofía aparece en las Investigaciones lógicas de Husserl en 1900, al igual que la visión completa del psiquismo humano que propone Freud en La Interpretación de los sueños. La cosmovisión de la Física se plasma en 1905 y en 1915 en la relatividad de Einstein; la sistematización de la lógica en los Principia Mathematica de Russell y Whitehead en 1910 y en el Tratado lógico-filosófico de Wittgenstein en 1921. Ya con El ser y el tiempo de Heidegger en 1927, obra inconclusa que pretendió fundamentar la nueva ontología fenomenológica, se marca la época de ruptura de los grandes sistemas de pensamiento.
Aquí, es necesario recalcarlo, no se está hablando de una interrupción del pensar sino de la imposibilidad de continuar con la elaboración de los grandes sistemas capaces de fundamentarlo todo. El mismo impulso de esas épocas pasa también por la grandiosidad en el campo de la estética: allí están Stravisnky, Bartok y Sibelius, Picasso, los muralistas Rivera, Orozco y Siqueiros; los escritores de largo aliento como Joyce; los épicos del cine como Einsenstein, los constructores del Bauhaus con Gropius a la cabeza; los urbanistas, los espectaculares arquitectos: Wright y Le Corbusier. Y, acaso, ¿se ha detenido la producción artística en los años posteriores o en el momento actual? No lo creo, pero tiene otro signo: se modula, se desconstruye; se adapta a los medios; se realiza merced a equipos y especialistas, se tecnifica al límite.
Los regímenes políticos sin alma que se imponen en aquellas épocas y que, en su momento, dan la ilusión de monolitismo y completitud, bien pueden entenderse como retrasos fácticos de romanticismos delirantes, como titanismos de la transformación del mundo a cualquier precio. Ellos inauguran la etapa de la barbarie tecnificada, de la supresión de millones de seres humanos, del terror atómico, de las bombas biológicas, de la contaminación y destrucción en gran escala. ¡Ésta es la pleamar del nihilismo que anunciaba la destrucción de todos los valores y la muerte de Dios de Zaratustra! ¿En qué cree ya el ser humano? ¿Acaso en nuevas alternativas de vida? ¿O se deja llevar en una corriente que le parece irresistible y que no depende para nada de su intención?
Y se instala firmemente el predominio de la técnica sobre la ciencia, la visión analítica del mundo, la dictadura del dinero abstracto sobre las realidades productivas. En ese magma se reavivan las diferencias étnicas y culturales que se suponía habían sido superadas por el proceso histórico. Los sistemas son rechazados por el desconstructivismo, el postmodernismo y las corrientes estructuralistas. La frustración del pensamiento se hace lugar común en los filósofos de la “inteligencia débil”. La mezcolanza de estilos que se suplantan entre sí, la desestructuración de las relaciones humanas y la propagación de todo tipo de superchería, recuerdan las épocas de la expansión imperial tanto en la vieja Persia, como en el proceso helenístico y durante el cesarismo romano... No pretendo, con lo anterior, presentar un tipo de morfología histórica, un modelo espiralado de proceso que se alimenta de analogías. En todo caso, trato de destacar aspectos que para nada nos sorprenden o nos parecen increíbles porque ya en otros tiempos afloraron, aunque en diferente contexto de mundialización y de progreso material. Tampoco quiero transmitir la atmósfera de inexorabilidad de una secuencia mecánica en la que para nada cuenta la intención humana. Más bien pienso lo contrario, creo que gracias a las reflexiones que suscita la experiencia histórica de la humanidad se está hoy en condiciones de iniciar una nueva civilización, la primera civilización planetaria. Pero las condiciones para ese salto son en extremo difíciles. Piénsese en cómo se agranda la brecha entre las sociedades postindustriales y de la información, y las sociedades hambrientas; en el crecimiento de la marginación y la pobreza en el interior de las sociedades opulentas; en el abismo generacional que parece detener la marcha de la superación histórica; en la peligrosa concentración del capital financiero internacional; en el terrorismo de masas; en las secesiones abruptas; en los choques étnico-culturales; en los desequilibrios ecológicos; en la explosión demográfica y en las megalópolis al borde del colapso... Piénsese en todo eso y, sin entrar en la variante apocalíptica, habrá de convenirse en las dificultades que presenta el escenario actual.
El problema está, a mi ver, en esta difícil transición entre el mundo que hemos conocido y el mundo que viene. Y, como al final de toda civilización y al comienzo de otra, habrá que atender a un posible colapso económico, a una posible desestructuración administrativa, a un posible reemplazo de los estados por paraestados y por bandas, a la injusticia reinante, al desaliento, al empequeñecimiento humano, a la disolución de los vínculos, a la soledad, a la violencia en crecimiento y al irracionalismo emergente, en un medio cada vez más acelerado y cada vez más global. Por sobre todo, habrá que considerar qué nueva imagen del mundo habrá de proponerse. ¿Qué tipo de sociedad, qué tipo de economía, qué valores, qué tipo de relaciones interpersonales, qué tipo de diálogo entre cada ser humano y su prójimo, entre cada ser humano y su alma?
Sin embargo, para toda nueva propuesta hay por lo menos dos imposibilidades que paso a enunciar: 1. ningún sistema completo de pensamiento podrá hacer pie en una época de desestructuración; 2. ninguna articulación racional del discurso podrá sostenerse más allá del inmediatismo de la vida práctica, o más allá de la tecnología. Estas dos dificultades embretan a la posibilidad de fundamentar nuevos valores de largo alcance.
Si es que Dios no ha muerto, entonces las religiones tiene responsabilidades que cumplir para con la humanidad. Hoy tienen el deber de crear una nueva atmósfera psicosocial, de dirigirse a sus fieles en actitud docente y erradicar todo resto de fanatismo y fundamentalismo. No pueden quedar indiferentes frente al hambre, la ignorancia, la mala fe y la violencia. Deben contribuir fuertemente a la tolerancia y propender al diálogo con otras confesiones y con todo aquel que se sienta responsable por el destino de la humanidad. Deben abrirse, y ruego que no se tome esto como una irreverencia, a las manifestaciones de Dios en las diferentes culturas. Estamos esperando de ellas esta contribución a la causa común en un momento por demás difícil.
Si, en cambio, Dios ha muerto en el corazón de las religiones podemos estar seguros que ha de revivir en una nueva morada como nos enseña la historia de los orígenes de toda civilización, y esa nueva morada estará en el corazón del ser humano muy lejos de toda institución y de todo poder.
extraido de reseña sobre el Libro "El Maestro Ignorante" de Jacques Rancière
Segundo principio: “Todo está en todo”. (Ranciere, refiriéndose al maestro Jacotot del s XIX, dice:) Jacotot se contrapone a “el Viejo” método explicador, según el cual “es necesario aprender tal cosa, y después tal otra y tal otra”. Este método parte del principio de selección-progresión-incompletitud: el maestro selecciona qué debe enseñarle al alumno, que parte de la ignorancia e irá adquiriendo conocimientos en una progresión hasta el infinito, dando cuenta de la eterna incompletitud de su inteligencia. En su lugar, Jacotot plantea una “Enseñanza universal”, según la cual “es necesario aprender alguna cosa y relacionar con ella todo el resto”. De manera radical, se plantea lo siguiente: “todo está en todo”. Es decir, es necesario partir de un objeto de estudio, como puede ser el Telémaco, y poner en marcha el ejercicio de la inteligencia mediante la voluntad. “Todo está en todo”: toda la potencia del lenguaje está en el libro como totalidad, donde ni el maestro ni el alumnado se ocultan nada entre sí.
Bajo el principio de la desigualdad, el viejo método explicador atonta: hace entender que el alumnado no podría jamás aprender nada por sí solo. Jacotot, que pretende su emancipación, se relaciona con el alumnado bajo el principio de la igualdad: no importa tanto, en primera instancia, qué cosa común se utilice para aprender (un libro, etc.), pues siempre hay algo que el alumnado, como ignorante, sabe y que puede utilizar de punto de referencia con el que relacionar cualquier cosa nueva por conocer.
texto completo de "El Maestro Ignorante" de Jacques Rancière descargar >>
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Lectura durante el Oficioextraído de el Libro Comentarios a “El Mensaje de Silo” punto 13.
“No dejes pasar una gran alegría sin agradecer en tu interior”.
No solamente por la importancia que tiene reconocer una gran alegría, sino por la disposición positiva que se acentúa al “agradecer”, reforzando la importancia de esto que se experimenta.
extraído de el Libro Comentarios a “El Mensaje de Silo” punto 13 texto completo>>
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